miércoles, 1 de octubre de 2014

Reflexionemos sobre dos extremos de la vida


Foto: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)
Para el caso de Guatemala hoy se coinciden dos celebraciones, una que conmemora la niñez (Día del niño) y otra que festeja o llama a la sociedad a reflexionar sobre la vejez de nuestros pares (Día Internacional de las Personas de Edad).
¡Festejamos dos extremos de la vida!

Por: Ronald Mendoza

En el primero de los casos no es poca la reflexión que debemos hacer sobre la situación de la niñez guatemalteca, una masa de infantes que en su mayoría viven en condiciones de pobreza, poco acceso a educación y una deficitaria atención en salud.
Tan solo uno de los grupos más vulnerables de la sociedad, ya sea porque viven en períodos sensibles del ciclo de vida, por su posición en la sociedad, e incluso, por el lugar donde viven, crecen y se desarrollan.
"Con demasiada frecuencia, la pobreza altera el curso normal del desarrollo de la primera infancia: más de uno de cada cinco niños en países en desarrollo vive en condiciones de pobreza económica absoluta y es vulnerable a la malnutrición. De cada 100 niños que viven en los países en desarrollo (donde vive el 92 % de todos los niños), 7 no superarán los 5 años de edad, no se registrará el nacimiento de 50, 68 no recibirán educación en la primera infancia, 17 nunca se matricularán en la escuela primaria, 30 sufrirán retraso en el crecimiento y 25 vivirán en la pobreza.", cita el Informe Sobre Desarrollo Humano 2014.
Ahora bien, el escenario que enfrentan las personas de edad guatemaltecas, en esencia, no es muy diferente del que encaran los infantes.
Las pensiones que reciben son en demasía precarias (cuando las reciben), porque habrá que recordar que no existe suficiente respeto a las garantías laborales como para tener segura una jubilación, aún más cuando históricamente nos enfrentamos a índices de empleo informal altos. El acceso a la salud tampoco es garantizado, por citar otro ejemplo.
"La pobreza y la exclusión social son problemas para aquellos que están envejeciendo, en especial porque alrededor del 80 % de la población mundial de personas mayores no cuenta con una pensión y depende del trabajo y la familia para recibir ingresos. A medida que las personas envejecen, su exposición a situaciones de riesgo desde el punto de vista físico, mental y económico crecen". (IDH 2014, 2014).
Así, todo apunta a que durante la vejez la pobreza tenderá a ser crónica y la vulnerabilidad alta, esto como producto de la acumulación de la falta de oportunidades y seguridad económicas padecidas durante anteriores etapas de la vida.
Entonces celebremos, sí, pero a la vez reflexionemos sobre la situación que padecen aquellos seres humanos que ven transcurrir su vida en ambos extremos de la misma, la niñez y la vejez, y que para nada carean un panorama positivo.