viernes, 27 de abril de 2012

Comicios 2011: 17% de electores vendió el voto


Por: Ronald Mendoza

Comida, dinero y materiales de construcción serían los principales bienes de intercambio por el sufragio.

Con 7.3 millones de empadronados y una asistencia a las urnas del 68.4% de los electores vigentes, en la primera ronda de los comicios, las Elecciones Generales y al Parlamento Centroamericano 2011 fueron aplaudidas por el alto grado de participación ciudadana en las urnas, aunque de manera posterior se evidencia que al menos un 17% de los votantes habría vendido su voto, según un Estudio de Aproximación a las Percepciones de la Ciudadanía Sobre la Compra de Votos y la Intimidación de Votantes del National Democratic Institute (NDI), presentado recientemente, y realizado por el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Notre Dame.
Así, este informe se basa en las opiniones de una muestra de 1 mil 008 entrevistados, a quienes se les expuso un instrumento de 24 preguntas bajo el formato de “experimento de lista”, mismo que fue aplicado en los 22 departamentos del país entre el 1 y 7 de septiembre de 2011, refiere el estudio.
“En relación con la compra de votos... los resultados muestran que mientras sólo el 4.4% de los encuestados admite haber recibido un regalo o favor a cambio de su voto, más del 37.2% reportó esta práctica en sus vecindarios, mientras el experimento de lista estima que en realidad al menos un 17% de los entrevistados participó en esta práctica”, detalla la investigación.
“Esta conclusión es posible pues a través del “experimento de lista” se obtienen más respuestas verdaderas pero socialmente indeseables que contestaciones socialmente aceptables pero no verídicas, pues enfrentados al dilema ético de aceptar haber participado o no de prácticas de compra de votos, los entrevistados tienden a reconocer poco la incidencia de estos fenómenos cuando se les pregunta directo, pero más cuando los refieren como hechos que conocen o ocurren en su comunidad”, agrega Carlos Meléndez, de la Universidad de Notre Dame.
De esta cuenta, Eduardo Núñez, director de NDI-Guatemala, destaca que “los electores intercambian su preferencia electoral principalmente por comida, un 57%, la cual incluye mención de pollos, cerdos, botellas de agua y bebidas carbonatadas; le sigue el dinero y materiales de construcción, con un 30%, incluyendo láminas de zinc y tubos de PVC; ropa, un 18%; bienes del hogar, 15%; muebles y electrodomésticos, 14%; herramientas y equipo, 10% y otros bienes, 5%”, subraya.
Sobre qué partido utilizaba más la práctica de compra de votos, “los entrevistados refirieron con mayor frecuencia a los partidos que más votación obtuvieron en las dos rondas presidenciales y a los que más dinero invirtieron en la campaña electoral: El entonces partido de Gobierno, Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), con un 62%; el Partido Patriota (PP), 37% y la agrupación Libertad Democrática Renovada (Líder) con un 29%, mientras la opción Otros Partidos fue mencionada un 23%”.
En este sentido, Julio Solórzano, director electoral del Tribunal Supremo Electoral (TSE), expresó que “es difícil saber cómo puede establecerse si un elector vendió efectivamente su voto, pues hay una distancia entre lo afirmado y la certeza jurídica de que este intercambio se efectúo”, dijo.
En tanto, Manfredo Marroquín, de Acción Ciudadana, expresó: “Este estudio refleja que nuestros partidos políticos carecen de liderazgo e institucionalidad, pues si no poseyeran su caudal financiero para comprar votos o intimidar, no existirían”.
Además, Javier Brolo, de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies), destaca: “Este estudio utiliza una metodología innovadora, que incluso puede llegar a cuestionar la alta participación de los electores guatemaltecos, pues entonces no sabemos si la asistencia a las urnas obedece a una voluntad ciudadana en apoyo a la democracia o responde únicamente a una capacidad de los partidos políticos para movilizar a la población de manera clientelar, lo que sería preocupante”, puntualiza.

Intimidan a electores

Otro dato que destaca del estudio, es el referente a la intimidación de votantes, pues según los resultados, “aproximadamente el 13% de la población fue blanco de la intimidación electoral, estimación mucho más grande que el 3% producto de la pregunta directa individual y similar al 16% estimado al preguntar sobre intimidación en el vecindario”.
“El experimento refleja además que al menos un 64% de los encuestados que votaron en 2007 y se abstuvieron en 2011 sufrieron de intimidación electoral, con lo cual, este patrón sugiere que la amenaza al votante fue utilizada como una herramienta para prevenir la participación electoral, más que para obligar a votar por alguien”, puntualiza el documento.
Por aparte, sobresale un alto porcentaje de ciudadanos que “están en fuerte acuerdo para establecer cuotas en el Congreso para mujeres e indígenas”, 81%; mientras un 87% ve necesario el fortalecimiento de las capacidades del TSE, como parte de las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, concluye el análisis.

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