Los pasajeros exponen sus vidas al viajar. F. Cortesía Autue |
Alteraciones a las unidades y desperfectos mecánicos dejan a los
pasajeros en riesgo latente.
Por: Ronald Mendoza
Considerado un sistema anacrónico, el servicio de
transporte extraurbano, con sus unidades alteradas en dimensiones y sistemas
mecánicos, aunado a un deficiente control por parte de las autoridades respecto
del buen estado de los buses y la calidad del servicio, fragua con sus averías
desgracias inminentes, que en no pocas ocasiones han cobrado la vida de decenas
de usuarios.
“En Guatemala es común que los transportistas hagan
modificaciones a las dimensiones de los autobuses, para ello extienden la
longitud de la unidad soldándole en la parte trasera un área más, lo que
aumenta el número de asientos y, por ende, la capacidad de pasajeros; además,
cambian las cajas de velocidades, lo que indudablemente exige la sustitución
del sistema de frenos y el motor, violando en muchas ocasiones las
especificaciones técnicas del fabricante”, refiere al respecto Edgar Guerra,
presidente de la Asociación de Usuarios del Transporte Urbano y Extraurbano
(AUTUE).
Otras de las transformaciones que afectan a las
unidades son la colocación de una “cantidad excesiva” de parrillas y escaleras
y la adhesión de partes decorativas de aluminio al frente o a los laterales de
los buses, lo cual trastoca el rendimiento de los automotores y los hace más
endebles a accidentes (vea: Riesgo latente).
“En el pasado han ocurrido percances viales donde
la soldadura del espacio añadido luego de las llantas traseras, ha cedido y ha
dejado victimas mortales; en el caso de las alteraciones a las cajas de
velocidades, esto ocurre mucho en el transporte que viaja hacia el occidente,
pues se han detectado unidades que corren a más de 140 kilómetros por hora, y
ya todos conocemos las consecuencias de estas imprudencias”, detalla Guerra.
Según la AUTUE, hasta septiembre de 2012 habían
fallecido 122 personas en accidentes de buses extraurbanos, mientras se
reportaban 517 heridos.
Aunado a lo anterior, el hacinamiento en las
unidades es algo tradicional, donde los pasajeros viajan hasta en el techo de
los buses “sin que ninguna autoridad actué drásticamente frente a estas
irresponsabilidades”; “hay que considerar que la supervisión que mantiene la
Dirección General de Transporte (DGT) no es permanente, lo cual extiende las
posibilidades para que estas irregularidades ocurran y sean frecuentes”,
subraya el presidente de la AUTUE.
De esta cuenta, Jorge de León Duque, procurador de
los derechos humanos, destaca que los desperfectos indicados con antelación y
los abusos a los usuarios “son evidentes, y no hay que esperar tanto para tomar
acciones para enfrentar este flagelo”, dice.
“Para conocer de la mala calidad del servicio y el
mal estado de los buses no es necesaria una denuncia, simplemente basta con ver
en horas pico la situación; por ello, estamos impulsando la creación de la
Defensoría del Usuario del Transporte Urbano y Extraurbano, para promover la
defensa de los pasajeros y la sanción a los transportistas que incurran en
anomalías”, expresa Duque.
Reconocen el problema
Ricardo Goubaud, titular de la Dirección General de
Transporte (DGT), admite que dicha dependencia conoce de posibles
modificaciones a los buses extraurbanos, pero que se ven limitados para
determinar las alteraciones debido al poco personal con que cuentan y porque a
la fecha “aún no tenemos un taller especializado para el efecto”, detalla.
“Nosotros hacemos una revisión técnica vehicular,
ya sea para renovar una licencia o para autorizar una línea nueva, donde
evaluamos cuatro aspectos: la condición de las llantas, el sistema de frenos,
el buen estado de las luces y el motor… pero en cuanto a las modificaciones,
creo que ellos (los transportistas) lo hacen muy bien y nuestra revisión no
llega hasta ahí, pues no contamos con un taller especializado para el caso”,
explica el Director de la DGT.
A decir de Goubaud, se hacen las “inspecciones
oculares en algunos puntos que se han determinado, pero nos vemos limitados
pues solo contamos con 19 supervisores para cubrir cerca de cuatro mil
kilómetros de carretera que componen la red vial del país, es decir, somos
insuficientes”.
Solo son
adaptaciones
Itiel Ordoñez, de la Gremial de Transportistas
Extraurbanos de Pasajeros (Gretexpa), admite que se hacen modificaciones a los
buses, pero aclara que estas solo son “adaptaciones necesarias, pues la mayoría
de unidades que se usan son rodadas de Estados Unidos, donde las carreteras
tienen características distintas a la red nuestra”, explica.
“Los accidentes en el transporte no se dan en
esencia por los cambios que se hacen a las unidades, los percances ocurren por
la competencia que se origina a partir de la disputa de pasajes por parte de
los buses piratas. Esto tiene origen en la incapacidad de la DGT para regular
el transporte, ese es el verdadero problema”, expresa Ordoñez.
En consecuencia, el representante de la Gretexpa
expone que lo imperativo es “llamar a la autoridad para que haga un alto a la
competencia desleal, el verdadero origen de las tragedias”.
Iniciativas
limitadas
A decir del Procurador de los Derechos Humanos, “el
sistema del servicio de transporte público ha sido insuficientemente manejado
por las diversas autoridades encargadas de su rectoría, por lo cual las
iniciativas y proyectos estatales o privados, se han vislumbrado sumamente
limitados a resolver la problemática existente”, precisa.
Asimismo, Guerra considera que “Siempre habrá
grupos interesados en que este contexto no cambie; por ejemplo, está en
entredicho el acuerdo gubernativo 225-2012, Reglamento
para la Prestación del Servicio Público de Transporte Extraurbano de Pasajeros
por Carretera y Servicio Especial Exclusivo de Turismo, Agrícola e Industrial, al cual se han
opuesto un grupito de transportistas extraurbanos”.
“Con todos los argumentos planteados a la fecha, yo
no le veo nada malo al acuerdo 225-2012; creo que hay suficientes elementos
para concluir que esta normativa es necesaria”, puntualiza Duque (lea: No nos oponemos).
A decir del Director de la DGT, la disposición en
mención provee “seguridad al usuario al evitar los asaltos y el cobro de
tarifas alteradas, control de los ingresos a los dueños de los buses y la
oportunidad de determinar la velocidad a la que transitan los automotores y si
van sobrecargados”.
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